sábado, 27 de febrero de 2016

Día internacional de la mujer (8 de marzo)


Ya falta poco para el día 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer. Por eso, me parece interesante hablar de mujeres importantes, de mujeres olvidadas, de mujeres que han hecho cosas magníficas y aún así no han sido recordadas, de mujeres que han sufrido y luchado por lo que querían, de mujeres como SHIRIN EBADI:


Es una abogada iraní y activista por los derechos humanos. Se graduó en Derechos en la Universidad de Teherán y entre 1975 y 1979 fue presidenta de la Corte de Teherán, además de convertirse en una de las primeras mujeres jueces de Irán. En 2003 recibió el Premio Nobel de la Paz por su trabajo en la promoción de la democracia y los derechos humanos.
Fundó la Asociación para el Apoyo a los Derechos de los Niños/as y, junto con un grupo de abogadas, ofrece servicios legales gratuitos a los demandados por motivos políticos y a aquellos que son enviados a prisión por razones ideológicas.
A pesar de todo lo que hace por ayudar y servir a la sociedad, recibe cartas anónimas en las que es amenazada, también estuvo encarcelada y suspendida por el ejercicio de la abogacía. En diciembre de 2008, la policía iraní cerró su centro para la Protección de los Derechos Humanos, donde realizaba informes sobre la situación de los derechos humanos en Irán.
Sin embargo, Shirin afirma "Ni las amenazas, ni las críticas me van a silenciar, ni van a hacer que abandone Irán". Defiende una nueva interpretación de la ley islámica que esté en armonía con la democracia, la igualdad entre hombres y mujeres, la libertad religiosa y de expresión.
Shirin escribió una novela llamada "El despertar de Irán", donde hace un recorrido por sus vivencias y experiencias. Además, sigue escribiendo y nos habla con satisfacción de su próximo libro, "La jaula de oro". Éste empieza con la frase de un famoso filósofo persa que dice: "Si no puedes hacer algo para erradicar la injusticia, por lo menos hay que darla a conocer". Irán y el mundo necesitan mujeres como Shirin Ebadi. Ella es una hermosa flor que obstinada crece en el hormigón duro y gris que es la teocracia iraní. 




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