- En el mundo cada uno hace su papel: uno es emperador, otro Papa, otro rufián, otro soldado, otro mercader, y, al acabar la función (teatro, comedia…), todos se desvisten y son iguales. Pues del mismo modo, al acabar la vida, la muerte nos quita a todos las ropas y todos quedamos iguales en la sepultura.
- En el ajedrez, cada pieza tiene su oficio, pero al acabarse la partida se mezclan todas y se guardan en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
Una vez más, muestro mi afición por el ajedrez, ya que en este último fragmento, se refleja el ajedrez como la vida misma y al acabar la partida, acabamos nuestra vida y llega la muerte, igual de cruel para todos.
SOMOS DESIGUALES EN EL MUNDO PERO IGUALES EN LA MUERTE
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